Limpia primero, cocina después.

Limpia primero, cocina después.

Como hemos comentado en blogs anteriores, con la llegada del COVID-19 la limpieza ha vuelto a ocupar los primeros puestos en la lista de prioridades a la hora de realizar casi cualquier actividad.

Cocina, higiene o limpieza son conceptos que siempre han ido de la mano. ¿A quién le gusta encontrarse un pelo, o algo peor, nadando libremente en tu sopa?. Es por ello que en los lugares donde se manipulan alimentos las normas higiénicas son muy estrictas. Las empresas y establecimientos, no solo de restauración, son sometidos a exámenes periódicos realizados por organismos como el Ministerio de Sanidad, con el fin de garantizar el cumplimiento de dichos estándares de limpieza, tanto de productos o alimentos como de los propios trabajadores.

La inspección sanitaria es el conjunto de actividades de prevención, tratamiento y control sanitario-epidemiológico que se realiza a nivel nacional, provincial o municipal y que tiene como objetivo exigir el cumplimiento de las disposiciones jurídico-sanitarias. 

Sin embargo, a no ser que poseas un local, o que tu propia cocina particular sea también tu lugar de trabajo, no acabarás teniendo que abrirle la puerta a un inspector de sanidad. No obstante, sabemos que eres un chef increíble, y que para ti la cocina, sea cual sea, es algo más que un habitáculo con herramientas para cocinar, es un lugar de creación y disfrute, donde puedes dar rienda suelta a tus mejores ideas. Y como todo buen artista, para crear algo hay que ensuciarse las manos. Así que ¿qué mejor que mantenerlo todo limpio, tanto antes como después y realizar tus elaboraciones con la mayor higiene y limpieza  posible?

Por eso, y aunque sabemos que ya los conoces, te queremos dar unos pequeños consejos sobre limpieza e higiene en la cocina, que pueden serte útiles para refrescar buenos hábitos, ya sea para tu negocio o en tu casa.

 

1. Frota y cuando acabes, frota más.

Retira de tus manos anillos, relojes y pulseras. Evitará que alguno acabe metido en el flan de huevo que estas preparando y además tendrás mayor comodidad a la hora de manipular la comida. Lávate las manos con agua y jabón antes de tocar cualquier cosa de la cocina. Es importante frotar las palmas de la mano, entre los dedos, la parte superior de las manos, la yema de los dedos, las muñecas, al menos 4 dedos por encima y las uñas. En caso de que tengas heridas o cortes, desinféctalos previamente y tápalos con apósitos.

 

2. Vístete para a ocasión. 

Seguro que cuando vas al gimnasio te pones ropa deportiva. Algo cómodo, como un chándal, que te de libertad de movimientos, transpire y que a su vez recoja el sudor. Ropa que no te importa demasiado que se ensucie o se estropee ligeramente. O si vas a la piscina o a la playa, te pones un bañador y chanclas, ropa pensada para que la mojes con tranquilidad. O incluso un pijama para dormir. Muchas situaciones tienen una vestimenta destinada para ello.

En la cocina, los Chefs, cocineros, ayudantes, camareros…etc. Todos tienen su vestimenta particular, ropa distintiva según la jerarquía y la función. Ropa pensada para cocinar y en la que muchos usan un elemento clave, el delantal. Es una prenda pensada expresamente para evitar que la ropa de debajo se ensucie de salpicaduras, aceites, salsas, la suciedad de las manos cuando manipulas alimentos…etc. Tener un delantal en casa puede ser una muy buena idea cuando vayas a utilizar la cocina para proteger el resto de prendas.

Aunque nadie te va a exigir que lo hagas cuando estés en tu cocina particular, si tienes el pelo largo es una buena opción recogerlo. Ya no solo porque así evitas que algún pelo rebelde se escape de los demás, sino porque evitas que se te manche de cualquier sustancia que estés manipulando (salsas, aceites...) o algo peor, que se acerque demasiado a un fogón y acabes siendo la antorcha humana.

 

3. Ahorra, pero no en limpieza. 

En MakeCuisine promovemos el ahorro como filosofía a la hora de usar la cocina. Siempre buscamos fórmulas que te simplifiquen las tareas, usando menos recursos y menos energía. Sin embargo hay pequeñas acciones, en pro de la higiene, que conviene llevar a cabo aunque no supongan un ahorro de manera directa.

No utilices los mismos utensilios para manipular distintos alimentos. En especial si son alimentos crudos o ya cocinados.Por ejemplo, si has cortado una pechuga de pollo todavía sin freír con un cuchillo no lo uses para cortar o pelar una verdura. Las posibles bacterias que pudiera tener la carne podrían trasmitirse al vegetal. Coge otro cuchillo limpio o enjuaga previamente el que ya has usado para volverlo a utilizar.

Siguiendo esta dinámica, no uses la misma superficie para cortar, amasar o preparar distintos alimentos. Si no dispones de espacio, cuando acabes con una tarea, limpia la superficie antes de pasar a la siguiente. Por ejemplo, en las cocinas profesionales tienen varias tablas de cortar, de distintos colores y materiales, un color para cada tipo de alimentos. No hace falta que tengas en tu hogar 5 o 6 tablas diferentes pero si es recomendable tener al menos dos. Una para alimentos crudos, y otra para alimentos cocinados. Si a pesar de ello, no dispones de dos, enjabona y limpia bien la tabla cuando pases de un alimento a otro.

 

 4. El trapo de lavar, también se lava.

Es muy común en todas las cocinas tener un paño o trapo, cerca del fregadero, que solemos usar para recoger restos de comida, líquidos, manchas de salsas o aderezos...etc. Pero llega un punto que ese trapo acaba provocando el efecto contrario. La acumulación de microorganismos y bacterias puede provocar que, al pasar el trapo, dejemos más suciedad que la que quitamos.

Mejor usa papel de cocina, por ejemplo, para limpiar o secar una tabla de cortar o una superficie. Así, te aseguras de que la estas dejando completamente aséptica.

5. Anticípate.

Es muy normal ensuciar la cocina cuando se usa. Y mucho más ensuciarse las manos. El problema reside cuando no eres consciente de ello y continuas manipulando alimentos, utensilios o mobiliario, dejando un pequeño “rastro” de manchas. Por ejemplo, restos mermelada en la puerta de la nevera, pisadas de salsa por toda la cocina o harina esparcida por toda la cocina. Para ahorrar tiempo en esa tarea, intenta siempre cocinar siendo lo más cauteloso posible, evita salpicaduras, derrames, manchas…etc.

 

6. Ojo con lo olvidado.

Los utensilios como cubiertos, platos, sartenes u ollas que usamos con mayor regularidad suelen estar en lugares de fácil acceso de la cocina, ya que los sacamos, usamos limpiamos y guardamos constantemente. Así que, por norma general, están limpios antes del uso. Sin embargo, puede que un día te de por hacer una receta en la que necesitas un utensilio en concreto que hace mucho que no le dabas uso. Ese típico “cacharro” que lleva en el fondo del armario durante meses. Si es el caso, asegúrate de limpiarlo primero ya que podría tener restos de suciedad de un uso previo o acumulación de polvo.

 7. Limpia y desinfecta, pero con cuidado.

Cuando termines de cocinar, lava todos los utensilios, platos, tablas, superficies...con agua, jabón y desinfectante. Si dispones de uno, ponlos en el lavavajillas, ahorrarás agua. Los programas ECO están diseñados para optimizar el uso de esta.

Repasa las superficies de la cocina con un quita grasa o con un desinfectante en spray y papel de cocina. Pero no tan deprisa. La cocina es un lugar donde se deja continuamente comida sobre las encimeras o las mesas. Revisa que el producto que estás usando para limpiar es apto para uso en alimentos.

Revisa que no queden manchas ni suciedad en los fogones, encimeras, suelos, mobiliario...etc. De esta manera, la próxima vez que vayas a cocinar, partirás de un equipo en buenas condiciones de limpieza e higiene.